lunes, 16 de marzo de 2020

Lunes 16 de Marzo, Confinamiento pero no tanto

A mediados de Julio creció la mortandad con gran furia. Ya no había sitio donde llevar a hacer la cuarentena á los que habian tenido algún apestado en sus casas, y se determinó que la sufrieran en su propio domicilio, purificándolo antes, y poniendo guardias a las puertas, para que no entrase y saliese, bajo la pena de 25 libras al que contraviniera esta órden.

El sentimiento de terror que á todo el mundo inspiraban los apestados, hacia que en otras partes las medidas fueran más inhumanas y crueles. Las puertas, en vez de poner guardia, se cerraban con gruesas cadenas para mayor seguridad, colocando además fuertes barrotes de hierro en las ventanas. No había medio de salir. Daba espanto ver á los habitantes allí encerrados, en medio de las mayores torturas, cogidos a los hierros de las ventanas, gritando, aullando, poseidos de furor, de rabia, frenesí. ¿Cómo no se morían todos?

Muchas veces ocurría, y eso entre nosotros, que todos los de la casa abandonaban al desgraciado que caía herido por el contagio, sin recibir más auxilio, que el que le proporcionaba un familiar ó compasivo vecino, que le dejaba con una caña larga los alimentos al lado de la cama. Los padres se olvidaban de sus hijos, estos de aquellos, los maridos no reconocian á sus mujeres y viceversa; cada uno solo cuidaba de huir y salvar su vida. El padre Galdavá, testigo presencial, dice que muchos morian «más á manos de su desconsuelo y soledad, que á las del bubon ».

A eso hay que añadir, que á los pobres enfermos se les privaba del agua, por creerla muy dañosa, y abrasados por la sed devoradora que les producia la fiebre, se escapaban de la cama en busca del anhelado líquido. En  el hospital de la Casa Blanca, para evitar que los enfermos, presos del delirio, huyesen de las salas y bajasen  á la cisterna, se puso un fuerte enrejado de hierro á las puertas y á las ventanas de la planta baja.

¡Cuanto horror, desolacion y miseria!


Epidemia de peste de 1647-1648 en Castellón
Extraído del «Libro de la provincia de Castellón», Juan A. Balbas.
 Páginas 257-258 en la 1ª edición, año 1892.

Antes que nada, estoy respetando la ortografía del original de los textos, ¡Cuesta poner acentos donde no toca y viceversa!

Escribo esto entre mensaje de correo y mensaje de correo, no lo he dicho hasta ahora pero todo el fin de semana estoy conectando al trabajo,Menos mal que 15 días antes ya había empezado con mi propio plan de contingencia y tengo las cosas pensadas.

El primer chat de hoy ha llegado a las ocho de la mañana  y solo ahora, a las once, he podido empezar a escribir esto.

Hay una cosa que me hace sonreír, ¡Me han dado un salvo conducto! Primero la boina militar, ahora el salvo conducto, luego, ... ¿me dejaran conducir un tanque?. Siempre me ha hecho ilusión. Mas que un Formula Uno.

Postdata son las ocho menos veinte de la tarde y acabo de desconectar del trabajo, y por lo que me dicen los informáticos de las empresas todos vamos igual.

Por cierto que tal como me temía lo de la música por la ventana ha triunfado. Tenemos un vecino que es la prueba.


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